A+ Espacios Adolescentes: Multiplicando utopías

Por: Pavel López
Fotos: Jorge Cruz Fraga y cortesía de Yoylán Cabrales Gómez (A+ Espacios Adolescentes)

Somos Jóvenes
Somos Jóvenes

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Foto: Jorge Cruz Fraga

A quienes entienden los sueños descabellados en tanto forma improductiva del delirio, el proyecto que nos ocupa les reserva cierta fórmula mágica como respuesta, capaz de traerlos de vuelta de sus convicciones.

La receta se concibió hace justo seis años a base de comprometimiento con los grupos juveniles que pululaban en La Habana Vieja. Se agregaron buenas dosis de voluntad por colmar las expectativas en esos sectores «desmotivados», con ofertas de recreación y aprendizaje sobre múltiples campos profesionales o artísticos, y se dio entonces la primera removida a la mezcla.

Como colofón, se echó un chorro responsable de insistencia en taladrar su corazón y pensamiento, garantizando el acompañamiento psicológico en los accidentes más difíciles del desarrollo, volvió a batirse el brebaje, que ya resultó perfecto.

Tras algunas cucharadas, ese público joven amplió sus horizontes, apuntalando el presente, rompiendo las barreras físicas y mentales que los mantenían presos de la apatía y el descreimiento.

Foto: Yoylán Cabrales Gómez

Entretanto, completar tal secuencia, siendo fieles a la realidad, no fue asunto de coser y cantar.

Su arranque habría que rastrearlo hace algunos años, cuando el otrora Historiador de la Ciudad capital, Dr. Eusebio Leal Splenger llegó a advertir la ausencia de proyectos que incluyesen, de manera exclusiva, a estas edades y puso manos a la obra.

Con el respaldo financiero de la Unión Europea, el Fondo de Naciones Unidas para la infancia (UNICEF-Cuba) y algunos «mega-diagnósticos» sobre la situación real de esta población dentro del terreno bajo la lupa, los futuros artífices de la empresa sintieron encenderse los motores.

Foto: Yoylán Cabrales Gómez

Fue así que un 20 de noviembre de 2017 debutó el proyecto de Desarrollo Integral y participativo (conocido como A+ Espacios Adolescentes) con el objetivo abierto de contribuir a una mayor inclusión social y económica de esos públicos, además de apoyar la expansión de sus aptitudes y potencialidades, con un enfoque de derechos.

La trinchera elegida para plantar bandera no podía ser más ilustrativa: antiguos almacenes y fundición, entonces en desuso, de la antiquísima farmacia Sarrá, con data en 1853, de los que emergían esos artesanales recipientes de cerámica donde se comercializaban los productos medicinales durante la Colonia.

Local de A+ Espacios, antiguos almacenes y fundición de la antiquísima farmacia Sarrá, con data en 1853.
Foto: Jorge Cruz Fraga

Instancia para el saneamiento y la forja, A+ propició su gateo iniciático en medio de hornos, paredes vetustas revitalizadas con el ímpetu juvenil, penumbras alteradas por la emergencia de la luz en improvisadas secciones a cielo descubierto, coloridos murales que imponían su autoridad sobre paredes enmohecidas, vitales jardines colgantes y enredaderas trepando por las vigas de hierro fundido que apuntalaban el lugar.

De a poco el recinto articuló una suerte de ósmosis con el espíritu de los nuevos habitantes, tomando la morfología de sus cuerpos e ideas. El corazón del proyecto ya palpitaba a ritmo desenfrenado.

«Nuestra percepción inicial fue tener dos edificios con funciones específicas: uno dedicado al arte y otro a la ciencia. Aulas de pintura, música, danza, cerámica, serigrafía, arquitectura, áreas para modelar en 3D, estudio de televisión, radio… Al final hemos hecho la distribución de manera que todo se encuentra entremezclado dentro del inmueble», nos aclara Camila Vigoa Duménigo, comunicadora del lugar.

Foto: Jorge Cruz Fraga

«El diseño lo concibieron adolescentes. Prevaleció cómo querían que se viera el Centro; todo fue hecho tal cual ellos lo pidieron: espacios abiertos, paredes de tonalidades claras, mobiliario con colores brillantes, contrastantes, protagonismo de la luz. Incluso el logo y el nombre salieron de sus demandas y proyecciones», agregó.

«Lo importante es que nos asuman como una zona para el encuentro y el reconocimiento (…) Tenemos que saber acercarnos con todo el amor del mundo para ver qué necesitan y eso no puede improvisarse», sentencia Camila Vigoa Duménigo, comunicadora de la institución.
Foto: Jorge Cruz Fraga

SJ: Entre los retos que el presente parece plantear destaca la dificultad de sacar a los jóvenes de sus «burbujas personales» que los mantienen en casa bajo el cerco tecnológico como herramienta de preferencia para el contacto con cultura, información y conocimiento. ¿De qué forma el proyecto ha logrado interactuar con semejantes circunstancias?

«Pues valiéndonos de las propias herramientas digitales y la tecnología moderna. Hay secciones amplísimas dedicadas a la ciencia. Entre las fortalezas mayores que tenemos destacan los estudios de radio y televisión, donde nuestros visitantes pueden trabajar, aprender cómo se edita, graba. Funcionan como especie de círculos de interés sobre tales temáticas, pero desde allí también se generan contenidos para el público meta.

»Además, existe la mediateca, que es un sitio habitual, fijo, donde se puede venir cualquier día de la semana a conectarse. Garantizamos la supervisión para que el tipo de material al que acceden no sea violento, nocivo, pero pueden llegar a consumir videos, jugar en red, leer en formato físico o electrónico, muchos a cumplimentar tareas orientadas, incluso, desde la escuela.

Foto: Yoylán Cabrales Gómez

»Habilitamos, asimismo, aulas técnicas con cerca de 20 computadoras, que se explotan durante los talleres de Robótica, Modelado en 3D, Arquitectura. La idea es que se salga de aquí con las herramientas suficientes para modelar tridimensionalmente y generar proyectos de valor e impacto urbanístico.

Foto: Yoylán Cabrales Gómez

»Los cuartos de ciencia poseen hasta una máquina para limpiar fósiles. No es lo mismo dar Física y Química de modo aburrido en aulas convencionales, que aquí, donde puedes llevar a cabo complejos experimentos de mecánica, calor, electricidad, con resultados palpables, usando reactivos, en fin, todo se concreta de modo más emocionante».

Foto: Jorge Cruz Fraga
Foto: Jorge Cruz Fraga

SJ: ¿De qué manera conforman los programas? ¿Operan sobre una base empírica o reciben algún asesoramiento metodológico?

«Varios talleres tienen un carácter trimestral, de común, con frecuencia semanal, casi siempre a impartirse los sábados: Modelaje, Marketing, Fotografía, Audiovisual, Cerámica, Danza, Música. Recién estrenamos este verano uno de Paleontología que está recibiendo mucho respaldo. Otros duran la semana entera.

»También creamos rutinas para que las escuelas secundarias y preuniversitarios nos hagan visitas programadas. Siempre tenemos algo polifuncional para ellos: una película, alguna actividad deportiva con especialistas del INDER.

»El asesoramiento nos llega desde múltiples direcciones, sobre todo de la Oficina del Historiador, crucial para nosotros, así como de las alianzas con el Ministerio de Educación. Participamos en muchas reuniones de corte metodológico, pero igual pedimos siempre que el propio organismo articule una sólida estrategia de promoción a favor del Centro en función de regularizar la visita coordinada de las instituciones académicas a nuestra sede.

»Lo importante es que nos asuman como una zona para el encuentro y el reconocimiento, y que contemos con instrumentos para lidiar con las problemáticas en dichas edades, porque es difícil. Resulta una etapa en la que a veces se sienten rebeldes, otros días muy afectuosos, en ocasiones no quieren ni hablar… Tenemos que saber acercarnos con todo el amor del mundo para ver qué necesitan y eso no puede improvisarse».

Foto: Yoylán Cabrales Gómez

Reparadores de sueños

Colocar la pupila sobre cualquier perímetro habitado por jóvenes de este siglo, minuto y hora, de seguro no demandará similar energía que tenderse bajo un cielo despejado a ver estrellas caer. Bien lo saben los artífices de Espacios A+, quienes han debido intervenir sobre agudos conflictos impuestos a los grupos en escrutinio, tanto por sus rasgos psicofisiológicos, como por las determinantes socioeconómicas propias del tiempo que les tocó ocupar.

Consumo de drogas, violencia, bullying, depresión, sexting, desmotivación en el área escolar, apenas algunas de las nubes en el horizonte frente a las cuales los gestores del proyecto han salido prestos a tender puentes en pos de construir un territorio de sanación, sosiego y participación real para aquellos que necesiten apoyo sostenido.

Razones todas que pusieron el servicio de consejería al vórtice del accionar de A+, y al joven psicólogo Eugenio Rodríguez, su principal responsable, como uno de los pilares en su política de asesoramiento, dentro de la cual tienen cabida, lo mismo terapias individuales y grupales, que el trato personalizado a adolescentes con autismo o discapacidades motoras.

«Nuestra orientación psicológica posee un carácter reflexivo, abocado a aprender y “desaprender”, a conocer cada vez más sobre el universo juvenil a partir de los intercambios. También nos distingue una concepción multidisciplinar, porque dicha consejería se articula en sintonía con el resto de los servicios del centro», argumenta el especialista.

«Cada caso nos impone su posterior evaluación, clasificación. Dependiendo de sus necesidades particulares se va moviendo de las consultas individuales a la terapia grupal y de allí al taller o actividad dentro del Centro que más le convenga.

«Desde todos los hospitales y pediátricos de la ciudad nos remiten también pacientes para integrarlos a las terapias (…) generar habilidades sociales, fortalecer su autoestima, romper con su desmotivación», adelanta el psicólogo Eugenio Rodríguez, al frente del servicio de consejería del Centro.
Foto: Jorge Cruz Fraga

»Un servicio como la mediateca, por ejemplo, puede usarse en tanto vehículo de aprendizaje para interactuar mejor con el mundo digital, saber qué consumir, a cuáles páginas y contenidos remitirse. En otros resultan más efectivas las clases de fotografía, cerámica o dibujo por su poder terapéutico.

»A veces apenas socializar acá, en el salón de estar, a través de actividades lúdicas, parece suficiente, pues los juegos apoyan de sobra en el aprendizaje y fortalecimiento de normas, reglas, respeto hacia los límites».

Foto: Yoylán Cabrales Gómez

SJ: En cuestión de convocatoria de jóvenes a terapia, ¿Se cumple la añeja máxima de que si la montaña no va hasta Mahoma…?

«Posiblemente. Gracias a organismos del gobierno, autoridades del territorio y hasta trabajadores sociales hemos estado en escuelas, vacunatorios, centros de trabajo, instituciones dentro de la Oficina del Historiador, divulgando nuestro accionar.

»Desde todos los hospitales y pediátricos de la ciudad nos remiten también pacientes para integrarlos a las terapias múltiples, talleres, en función de generar habilidades sociales, fortalecer su autoestima, romper con su desmotivación. Eso contribuye mucho al deseo de vivir de los adolescentes, porque necesitan ser escuchados, reconocidos, demandan que se les apoye y acompañe. Las familias lo agradecen inmensamente; más las personas en situación de discapacidad cuando logran modificar su ánimo y comportamiento.

»Profesionales e investigadores de otras entidades sustentan también nuestra consejería: el Centro Pro Salud, CENESEX, Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, la oficina de UNICEF en Cuba, el Centro de Rehabilitación Integral Pediátrico Senén Casas Regueiro, el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), por solo citar algunos.

Foto: Yoylán Cabrales Gómez

»El trabajo conjunto enfocado en dichas problemáticas me parece esencial para la convivencia exitosa de los jóvenes en la época actual y la concreción de nuestros proyectos dentro de la Cuba de hoy y mañana».

Sin miedo al éxito

Para nadie es secreto que la coyuntura pandémica dejó su huella imborrable en las percepciones de la ciudadanía y el posible avance de múltiples empresas, individuales y colectivas, aún en formación. Ante semejante panorama los artífices de A+ Espacios Adolescentes respondieron con otra ronda de lucidez y perseverancia, ratificando sobre la marcha su perenne home run frente al escepticismo.

Foto: Yoylán Cabrales Gómez

Así nos lo corrobora su comunicadora, Camila Vigoa Duménigo, de vuelta al diálogo:

«Hacia 2017, éramos un sitio muy activo, siempre repletos de público. Los sábados era una verdadera locura; los días de apertura de matrícula, igual.

»Ciertamente, la pandemia fue un antes y un después en nuestro trabajo. Sobre todo en cuarentena comenzamos a tener talleres virtuales; la comunicación se potenciaba a través de Telegram, Youtube… Luego, cuando volvimos a la nueva “normalidad”, el Centro era sencillamente otro, porque en general la vida ha sido “otra”.

»A la gente le cuesta más salir, arrancar, motivarse. No solo los jóvenes, también quienes imparten talleres, casi siempre profesionales que acometían dicha actividad de manera voluntaria y sin retribución material, apenas por el placer de enseñar, aportar, cambiarle la vida a alguien. Hoy día requiere más esfuerzo encontrarlos, pero aun así seguimos ofreciéndolos.

»Ya no es un lugar para adolescentes de La Habana Vieja, sino un centro para todo el país. Yo siempre hago la historia de un muchacho que vino en 2022 desde Artemisa a dar un taller de marketing, en tanto requería ese conocimiento para una actividad en la que estaba inmerso. Todos los días daba aquellos viajes interprovinciales. En Matanzas ya arranca una iniciativa similar inspirada en nuestra idea. A+ Espacios está vivo.

Foto: Yoylán Cabrales Gómez

»Cada verano recargamos las pilas y nos sumamos al proyecto Rutas y andares con recorridos muy baratos por el centro histórico para la familia. Tenemos la “fotocleta”: especie de safari por todas las calles de La Habana tomando fotografías, que luego se suman a un concurso. Impulsamos el “Distrito Creativo”, un trayecto por sitios de interés cultural y artístico como la Vitrina de Valonia, la galería Carmen Montilla, o el propio ICAIC (Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográfico), para que nos enseñen algunos de los audiovisuales que han hecho, sobre todo pensando en niños con deficiencia auditiva, entre otras acciones.

Al habla Camila Vigoa Duménigo.
Foto: Jorge Cruz Fraga

»Otras proyecciones incluyen la mejora en las condiciones de accesibilidad del Centro hoy afectado por la pérdida de los elevadores con los que inauguramos la instalación. Tenemos escaleras, pero para una persona con discapacidad física es muy difícil acceder a todas las áreas. Por eso estamos en función de aumentar rampas y encontrar soluciones para esta deficiencia. Es uno de los pendientes que tenemos.

»Pero la meta invariable continuará siendo llegar cada vez a más adolescentes, de cualquier municipio, visitar escuela por escuela, asistir a ferias comunitarias (algo muy desarrollado antes de la COVID-19) y que ha sido complicado retomar. Todo en aras de difundir este trabajo y lograr atraer hasta su médula una mayor cantidad de público, no importa su procedencia.

»Donde haya un joven que nos necesite, allí estaremos nosotros».

Foto: Jorge Cruz Fraga

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Una revista con swing, para jóvenes y adolescentes cubanos.